También es innegable que el “verse bien” y “sentirse bien” es un círculo en constante movimiento, es decir, si nos vemos bien nos sentimos bien y viceversa.
Esa tan deseada armonía física debe ser fundamentada en la armonía espiritual.
No hay maquillaje que pueda esconder un corazón amargado, no hay corrector que pueda cubrir pobreza de espíritu, por lo tanto, por lo primero que debemos preocuparnos es por embellecer nuestra parte espiritual para poder experimentar la verdadera belleza, la que viene de dentro de nosotros.
El preocuparnos de nuestra apariencia externa no esta mal, siempre y cuando venga después del preocuparnos de nuestro espíritu.
La mejor manera de “maquillar el espíritu” es cultivando nuestra relación con Dios, conocerlo, buscarlo, descansar en El, para que sea el reflejo de el en nuestra vida lo que nos de ese “allure” o “atractivo” que ningún cosmético te puede dar.
Proverbios 15:13 13 El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
Cuando nos acercamos a Dios las adversidades se hacen mas fáciles de sobrellevar porque El esta a tu lado y no te deja solo por lo tanto no crece la amargura dentro de nosotros.
Es por eso que una sonrisa es el mejor lápiz labial, una buena actitud el mejor iluminador de rostro, el amor en nuestra vida el mejor “blush” y nuestro trato a los demás el mejor “perfume” ya que seguro dejará huella.
Besos….MFV
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